Poeta, actor y director teatral |
Fue
consejero y asesor literario de la Compañía de los Hermanos Podestá en el año
1900, en el Teatro Doria de Buenos Aires (después Marconi). Estuvo brevemente
con Florencio Parravicini y luego, pasó a dirigir el elenco encabezado por
Pablo Podestá.
Salteando
etapas, en el año 1912 formó compañía con el actor Enrique Arellano y estaban
actuando en Montevideo en el Teatro Cibils, de la calle Ituzaingó, cuando se
produjo el incendio de esta sala que jamás fue recuperada, en la madrugada del
martes 2 de julio de 1912. La obra pasó a presentarse entonces, en el Teatro
Politeama, de Colonia y Paraguay.
El
15 de febrero de 1914, el gobierno uruguayo lo designa director interino de la
Escuela Experimental de Arte Dramático reemplazando a Jacinta Pezzana, cargo
que asume inmediatamente.
Para
finalizar esta somera información de Atilio Supparo en el teatro, señalemos que
fue autor de varias obras, la primera “Taco, suela y punta” (1906) y, que hasta
su lamentada muerte, fue una figura señera, querida y respetada en el ambiente
teatral.
Actor junto a Libertad Lamarque en “Ayúdame a vivir” (1936), primer gran suceso de la celebrada actriz y cancionista en el cine.
Y
procediendo a una nómina que no pretende ser completa de sus versos para la
música popular, significar finalmente, el buen gusto para las estrofas de los
temas ciudadanos y la belleza sincera del aporte campero. Su “Ya pa’ qué” y “Pa’ qué más”, dos
tangos inmortalizados por Carlos Gardel y “Gaucho sol” y “Luna gaucha”, estilo
el primero y cifra el segundo, expresiones exquisitas, lamentablemente ausentes
en los repertorios actuales.
Señala
el diario “El Pueblo” de Salto, en una nota que le dedica en su edición del 17
de enero de 1993, que “Tarvas chicas” fue su único libro de poemas, editado y
publicado allí y, que su deceso se produjo en el escenario del Teatro Apolo de
Buenos Aires, tras recibir el cerrado aplauso que epilogaba una actuación del
elenco que dirigía.
Quizá
pueda considerarse que Supparo fue más figura del teatro que del tango, pero su
aporte a la música popular fue a nuestro juicio tan digna, como importante y
merecedora de este recuerdo.
Sus versos para la música popular:
“Alfombrita
de flores” (canción criolla), con José Vázquez Vigo.
“Alhaja falsa”, “Cursilona” y “Por dónde andará”
(tangos), con Salvador Merico.
“Amén” y “Cabecita negra”
(tangos), con Agustín Bardi.
“Ayudame a vivir” (tango), con Héctor Artola y Alfredo Malerba.
“Canto a la vida” (marcha), con Artola.
“En la trampa”, con (tango) J. A. Salido.
“Es mía” (tango), con Malerba.
“Gaucho sol” (estilo), con Santiago Rocca.
“Luna gaucha” (cifra-milonga), con Virginia Vera.
“Mi pibe” (tango), con Orestes Castronuovo.
“Nota policial” (tango), con Francisco Canosa.
“Pa’que más”,
“Saludo y se fue” y “Veneno” (tangos), con José Ceglie.
“Pobre muñequita”
(tango), con Emilio Iribarne, Víctor Troysi y Emilio Sola.
“Rezongame en las orejas”, “Ya sabe porqué” e “Y se apagó el puchito” (tangos),
con Luis Bernstein.
“Se va la canción” (tonada), con Fernando Catalán.
“Te llevo en la cruz” (zamba), con Julio Sánchez Gardel.
“Tierra adentro” (tango), con Julio De Caro.
“Volveme el cariño”
(tango), con Iribarne
“Ya pa’ qué”
(tango), con Rafael Iriarte.
Atilio Súpparo nació, en Uruguay, el 26 de abril de 1871 y murió, en Buenos Aires, el 28 de abril de 1942.
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